Codelco-Chile es la empresa productora de cobre más grande del mundo. El precio del metal parece razonable y con expectativas de subir en el mediano y largo plazo. Entonces, si fuera una compañía abierta a la bolsa de valores, ¿usted compraría acciones de Codelco-Chile?
La crisis que la minera arrastra largo tiempo obedece en buena medida a la dependencia factual de su board al Gobierno de turno. En efecto, cuatro de sus nueve integrantes provienen de quinas propuestas al Ejecutivo por un organismo técnico autónomo del Estado; tres son elegidos directamente por el Ejecutivo; y dos, entre quinas presentadas por los sindicatos. Codelco-Chile tiene y ha tenido board members muy preparados, talentosos, con experiencia y prestigio profesional. Pero no es suficiente. El resultado es y seguirá siendo malo porque, una vez más, el problema radica en el diseño de su gobierno corporativo.
Recientemente el Ejecutivo, ha instruido a esta empresa negocie como representante del Estado la manera en que se establecerá la continuación de la explotación del litio en el Salar de Atacama, interferencia que ha sido recurrente en el pasado reciente. Para mantener su nivel de producción a futuro, Codelco-Chile ha estado estudiando múltiples proyectos simultáneos en los últimos años, que denota una falta de realismo sin parangón en la industria minera mundial, a lo que se le agrega un desafío nuevo, cuando no ha sido capaz de producir una tonelada de litio.
No hay motivos razonables para que los board members de Codelco-Chile no ejerzan sus funciones con la misma independencia, autonomía y prescindencia de las opiniones circunstanciales de los accionistas controladores que la actual legislación exige a las empresas privadas que cotizan en bolsa. El nombramiento de su board -como las de todas las empresas del Estado de Chile- debiera corresponder a un órgano técnico, políticamente transversal que tenga una visión corporativa sustentable y de largo plazo, ajeno a presiones político-partidistas. Es imperativo, por la relevancia de su actividad en el País, que este órgano, con las características señaladas, sea la contraparte del Ejecutivo en las negociaciones sobre políticas de endeudamiento, inversiones, dividendos y otras materias críticas que las empresas estatales deber resolver sin afectar los equilibrios macroeconómicos del País.
Hemos dicho reiteradamente que una de las funciones básicas de todo buen board es saber anticipar; esto es, prever oportunidades y riesgos estratégicos coherentes con la cultura y objetivos de la empresa. Tal cometido supone facultades corporativas para priorizar y tomar decisiones con independencia y responsabilidad profesional. Entre ellas, a) elegir, evaluar y compensar al CEO; y b) convenir visiones que promuevan un debate activo e inteligente, con unidad de propósitos, que acreciente el valor de la compañía, y vele por el interés y patrimonio de sus accionistas y stakeholders.
Acreditados los estándares corporativos mínimos exigibles a cualquier gran empresa, y esforzándome para superar aprensiones de invertir recursos propios en una empresa estatal, recién entonces analizaría la opción de comprar acciones de Codelco-Chile. De lo contrario, paso.